martes, 17 de diciembre de 2013

Engrasando cuestiones que empezaban a oxidarse.

Supongo que después de un año de tener enterrado el blog en el más miserable de los destierros, más de uno habrá pensado que me he volatilizado en el continuo espacio-tiempo, como alguno de los personajes de mis historias. No es así; sigo aquí comenzando tímidamente a dar guerra.

  ¿Qué he estado haciendo todo este tiempo? Leer, aprender y pensar en qué es lo que quiero hacer con mi futuro. Si algún ser superior y magnánimo me preguntara directamente eso mismo, contestaría sin dudar: -Quiero ser escritor de relatos de ciencia ficción y "vivir de ello"-

  Este deseo entre infantil y timorato que a más de un compañero que está en mi misma situación le habrá provocado la risa floja (incluso a mi mismo, lo confieso) no deja de ser una meta real, tangible y posible. También juego a la primitiva todas las semanas y, sabiendo cuales son mis posibilidades reales, estoy más cerca de ganar algo de dinero con el teclado que con el boleto. El hecho cierto es que comenzar a escribir es como una especie de dulce maldición: una vez que comienzas, se apodera de tus pensamientos creando una nueva necesidad que antes no tenías. Te pones a leer y tu imaginación salta del párrafo escrito a tu propio relato, dando forma en tu mente a historias que más tarde te arrepientes de no haber escrito.

  Llegados a este punto y para información de todo aquel que piensa en comenzar a probar fortuna autopublicando en Amazon -que es en el único sitio donde tengo publicado el libro con resultados, digamos, positivos- os comento sin ningún tipo de vergüenza por donde van mis ingresos por derechos de las tres novelas después de dos años: sumando los que ya he cobrado de la página en España y los que me deben del resto del mundo andarán por los 40-50 euros totales. Ojo, digo esto a título orientativo y sin ningún tipo de interés desalentador para los que penséis empezar a publicar ahora. Cada autor tenemos nuestra propia experiencia al igual de que cada perro tiene su cola.

  Con todo este soliloquio solo quiero anunciaros que intentaré sacar tiempo de algún sitio para volver a escribir. Supongo que no será fácil en mis condiciones actuales terminar en poco tiempo una novela corta, pero si sale de mi mano algún relato corto que merezca la pena os lo regalaré en este blog para que no perdamos los contactos ni las amistades.

  Muchas gracias a todos por vuestra atención y felices fiestas.

domingo, 13 de enero de 2013

Un obsequio de despedida.

Como continuación a mi anterior entrada, os informo que los tres libros estarán disponibles para su descarga gratuita el próximo fin de semana, desde el sábado día 19 a el domingo 20. Tomar esto como un gesto de agradecimiento por mi parte a todos aquellos que me han seguido este tiempo. Así mismo, todo aquel que quiera los libros en formato Epub, puede enviarme un mail de solicitud a jmmanzanedoblog@gmail.com, y cuando tenga tiempo se los enviaré gustosamente.

Lo dicho, un beso y hasta que el destino decida dar otro de sus caprichosos giros.

Malos tiempos; peores noticias.

Cuando era pequeño, mi descomunal imaginación me era, en ocasiones, difícil de controlar. Esto me convertía en un mentiroso sistemático, aunque inofensivo. Si alguna vez una de mis historias hizo mal a alguien, fue a mi mismo, y a nadie más. El día que comencé a dibujar fue como una gran liberación para mí: descubrí que la felicidad podía encontrarse en la simplicidad de un bolígrafo Bic, junto con cualquier superficie que me permitiera echar a volar la imaginación. Durante los años de EGB fue de este modo como día tras día aplacaba mi necesidad de expresarme, digamos, de un modo artístico.

  Pasado un tiempo pasé a estado de adulto de sopetón, sin ninguna clase de "adaptación al medio". Esto propició que desde aquel día mi lado artístico viva encerrado, desterrado en una oscura mazmorra de la cual solo me permito que salga cuando mis obligaciones de persona adulta y responsable lo permiten. Estas ocasiones han sido escasas -o quizás nulas- hasta que hace más o menos un año, las cosas comenzaron a ir mal en la empresa en la que trabajaba. Fue entonces cuando volví a leer -una de mis aficiones que había abandonado por completo-, para distraerme de la angustia que la difícil situación laboral me causaba. Me encontraba mal, pero de lo único de lo que tenía a patadas era tiempo. Y fue entonces cuando comencé a escribir El Ultimo Viaje de los Samurais.

  Tres novelas cortas después, un despido, un paso de cuatro meses por el INEM, y ahora que vuelvo a trabajar a pleno rendimiento, debo una vez más de poner los pies en el suelo: debo dejar de escribir. Lo más triste del asunto es que dejo inacabado el que es el más ambicioso de mis proyectos: un relato sobre un viaje espacial del que llevo unas doscientas páginas y del que me veo obligado a renunciar por carecer del tiempo necesario para dedicarle. Puesto en la balanza, prefiero dedicarle ese tiempo a mi familia que creo que lo necesitan.

  Puede que esto no sea un adiós y tan solo marque un paréntesis durante un tiempo indeterminado en mi afición a la escritura. Sin embargo, sería poco realista si no os confesara que, salvo por un milagro llamado lotería o trabajo increíblemente bien pagado y de jornada reducida, veo muy complicado que pueda retomar la escritura en un tiempo mínimo de unos meses. Puede que en el verano, si hay vacaciones, le dé un pequeño empujón al relato que dejo a medias.

  Ha sido un placer escribir para vosotros. Salvo un par de críticas negativas que asumo como correctas, el resto de lectores me habéis correspondido con unos elogios que han dejado una profunda huella en mi necesitada autoestima. Gracias a todos.

  Os prometo una cosa: cuando mi situación laboral se estabilice, me replantearé el tiempo para ver si al menos puedo volver a escribir relatos cortos. De lo que no pienso privarme es de seguir leyendo en la medida que pueda, que aunque no escriba, mientras que leo sigo aprendiendo de los que saben hacer de las palabras obras de arte de tinta y papel (o de pantalla y caracteres digitales).

  Saludos a tod@s y, hasta siempre.